14 de agosto de 2005. Final del Masters 1000 de Canadá. A un lado de la pista la leyenda Andre Agassi, ya sin su característica melena y con 35 años en el carnet. Al otro, el hombre del momento, Rafael Nadal, que tras ganar Roland Garros tenía su primera prueba de exigencia en pista dura.

Con solo 19 años, el manacorí batió al entonces ganador de 8 Grand Slams en tres sets (6-3, 4-6 y 6-2) que se postergaron durante dos horas.

Tras la derrota, Agassi, agotado físicamente tras la exigencia que supuso enfrentarse al 'toro', se deshizo en elogios hacia él: "Hace muchas cosas muy bien y se mueve muy bien".

"Además, golpea con mucha potencia desde posiciones complicadas, así que nunca estás seguro de tener el control total del punto. Te hace cometer errores que no cometerías ante ningún otro jugador", explicó.

"Es fácil ver por qué gana tantos partidos. Su saque además es muy complicado de defender porque si no haces un buen resto, va a la ofensiva. Es una señal de un gran jugador", añadió.

Agassi tan solo vaticinó lo que hoy, 18 años después, ya vemos, tristemente, más cercano al pasado que al presente: Rafa Nadal superó a uno de sus ídolos, comparte podio de la historia del tenis junto Roger Federer y Novak Djokovic y es toda una referencia en el mundo del deporte.