Carolina Marín ha ganado su sexto Campeonato de Europa de Bádminton consecutivo y sus lágrimas derramadas tras la victoria demuestran el sufrimiento provocado por una grave lesión hace casi un año.

"Se aprende poco con la victoria, en cambio, mucho con la derrota", menciona un antiguo proverbio japonés. Y que se lo digan a la deportista onubense. En su caso, su carrera deportiva sufrió un grave 'revés' hace poco más de un año, cuando se rompió el ligamento cruzado anterior y los dos meniscos de su rodilla izquierda. Hoy, once meses después de su lesión, ha vuelto a la senda de la competición pero, sobre todo, de la victoria.

Marín ha arrollado a su rival, la escocesa Kirsty Gilmour, por 21-10/21-12 en 41 minutos de partido. Después del error de Gilmour en un intenso 'match point', se echó al suelo y, pocos segundo después, comenzó a llorar, al igual que sus padres, ubicados en las gradas. La imagen eriza la piel. Después de abrazar, emocionada y con rabia, a sus entrenadores, continuó llorando mientras sonaba el himno nacional, con otra nueva medalla de oro colgada en su cuello.

Esta última grave lesión, la segunda en toda su carrera deportiva, ha sido mentalmente más dura que la anterior. "Lloré. Me pasé dos días llorando, totalmente hundida. Jodida. Subía a mi habitación y lloraba sola, a escondidas. Y me decía: hasta aquí, hasta aquí porque ya van dos rodillas y tengo casi 28 años", comentaba Marín a 'El País' en diciembre, apenas siete meses después del duro varapalo, que le impidió asistir al Campeonato del Mundo de Bádminton, realizado en su tierra, en Huelva, y a los Juegos Olímpicos de Tokio. Y para recuperarse de la lesión, la cara más amarga del deporte, la onubense dedicaba 12 horas diarias entre sesiones de gimnasio y de terapia con su psicóloga, María Martínez.

Y el comienzo de torneo fue inmejorable. La onubense venció en 29 y 22 minutos sus dos primeros partidos de este Campeonato de Europa de Bádminton, realizado en Madrid. Aunque sufrió en los cuartos de final, volvió a arrollar a su rival en las semifinales. Hoy, vuelve a ser la reina de Europa y, con su lema 'puedo porque pienso que puedo', Carolina Marín está de vuelta y fija su objetivo en los Juegos Olímpicos de París 2024.