El caso de los deportistas trans está siendo uno de los asuntos más controvertidos de los últimos tiempos. Un ejemplo muy reciente es el de la nadadora Lia Thomas, que está arrasando en su disciplina.
Con motivo del Día Internacional de la Visibilidad Trans, que se celebró el pasado 31 de marzo, la Agrupación Deportiva Ibérica LGTBI+ y la Asociación de Deporte y Diversidad han dicho 'basta'.
Desde ambas instituciones han reclamado el derecho de los deportistas trans a poder competir libremente en las diferentes categoría de sus disciplinas deportivas, sin aportar ningún tipo de documentación médica y según su identidad de género sentido. Su objetivo es claro: terminar con la exclusión directa y sistemática de algunos deportistas por el simple hecho de ser trans.
Es un tema que ha ido evolucionando con el paso de los años. En 2015 el Comité Olímpico Internacional eliminó la norma que obligaba a regular los niveles máximos de testosterona permitidos en sangre y envió una seria de recomendaciones a las diferentes federaciones internacionales. Y el pasado mes de noviembre de 2021, aprobaron un nuevo marco de "equidad, inclusión y no discriminación frente a la identidad de género y las variaciones sexuales".
Desde el COI también apoyan las exigencias propuestas por parte de la Agrupación Deportiva Ibérica LGTBI+ y la Asociación Deporte y Diversidad, y piden que la expulsión de los deportistas de una competición debe estar argumentada con pruebas e investigaciones fiables, solo cuando la ventaja por su identidad de género sea consistente, injusta y desproporcionada.
No obstante, el presidente de ADI LGTBI+, Víctor Granado, defiende que la auténtica realidad en estos momentos es que "las deportistas trans siguen siendo excluidas en el deporte" y que su participación en sus disciplinas deportivas dependen de las decisiones que tomen las federaciones.
Además, las que llegan a cumplir sus objetivos son "consideradas tramposas, están sufriendo constantes insultos, se difunden sus datos médicos personales y son sometidas a juicios públicos en los medios de comunicación".
El máximo organismo regulador del deporte ha destacado la importancia de no discriminar a las personas trans "especialmente en el deporte recreativo y de base". Pero desde las citadas entidades, el deporte base y las categorías inferiores deberían apostar en mayor medida por "la salud, la inclusión y el desarrollo personal".
El 'Artículo 25', dedicado al deporte, la actividad física y la educación deportiva, debería ampliarse para aprobar definitivamente la 'Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI' y poder incluir así la condena de los actos LGTBIfóbicos en estatutos, códigos éticos y declaraciones públicas de clubes, agrupaciones y federaciones deportivas.
Desde ADI LGTBI+ y Deporte y Diversidad también se han quejado públicamente por el retraso y las prórrogas injustificadas en la tramitación de la modificación de la Ley 19/2007 contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte, para que incluya la homofobia, la bifobia y la transfobia.
Además, exigen a las distintas Comunidades Autónomas de España la existencia de leyes específicas para la comunidad LGTBI+, que garanticen sus derechos en todos los ámbitos, incluidos en el mundo del deporte.
Un caso relevante y reciente fue en junio de 2019, cuando el Tribunal Administrativo del Deporte ordenó a la Federación de Patinaje de Castilla y León la expedición de la licencia deportiva en categoría de sexo sentido a un deportista trans.