2021 ha sido el descenso total de Poli Díaz al infierno que él mismo ha ido generando a su alrededor en los últimos años. Después de anunciar su regreso al ring a los 53 años, el expúgil ingresó en prisión el pasado 4 de mayo después de que la Policía se percatase de que tenía pendiente una orden de un Juzgado de lo Penal de Madrid al ir a renovarse el DNI.
El 'Potro de Vallecas' fue puesto en libertad el 9 de junio, pero no tardó en volver a la cárcel después de que su expareja Lola Rivero le acusara de haberle dado una paliza.
Desde entonces no ha salido de la prisión del Santo del Negro, en Las Palmas de Gran Canaria, y su estancia entre rejas se alargará después de que el juez haya prorrogado la prisión preventiva del exboxeador.
El próximo mes de febrero se sentará en el banquillo acusado de presunta violencia de género con maltrato habitual reiterado, lesiones continuadas graves y amenazas en el ámbito familiar.
Paralelamente, tiene pendiente con el juzgado número 42 de Madrid un presunto delito de agresión que se uniría con otras causas similares pendientes con los juzgados número 1, 30 y 38 de Madrid.
Las penas de estos presuntos delitos se unirían a otras anteriores que fueron resultas con una multa económica, pero que al no haberse abonado las cantidades de dinero acordadas podrían agravar su situación.
VIH
A la situación de Poli Díaz con la Justicia se une su delicado momento de salud. Su expareja Lola Rivero ha afirmado recientemente que el expúgil padece VIH (virus de la inmunodeficiencia humana).
A sus 54 años, el que fuera siete veces campeón de España en peso ligero y ocho veces campeón de Europa se enfrenta un futuro más que sombrío tras un pasado de excesos, malas decisiones y peor gestión de su patrimonio.