España volvía a encontrarse con Portugal en una final del Europeo ocho años después. En aquella ocasión, los españoles se llevaron el gato al agua, al igual que en todos los anteriores duelos contra los portugueses.

Sin embargo, en una final puede pasar cualquier cosa. Tanto fue así que, nada más empezar, Portugal comenzó mandando en el marcador. El autor fue, quién sino, Ricardinho, que heló a los vigentes campeones europeos.

Ese 1-0 no era lo esperado a los 50 segundos, pero tocaba remar, como durante todo el Europeo, lleno de obstáculos que los de José Venancio fueron superando hasta plantarse en la final. Los minutos pasaban y el dominio de los españoles fue aumentando, poco a poco el partido se iba haciendo suyo.

Obligados a remontar

Pese a las contras fulgurantes de los portugueses, España consiguió mantener la calma y, en el minuto 19, empatar el partido. Fue a través de Torlá, que encendió la moral del conjunto español que tan fría se había quedado.

Volvían a meterse en la final del Europeo de Eslovenia, si abdicaban la corona no iba a ser una tarea fácil para sus sucesores. Portugal tenía que currárselo, pero los españoles no pararon la maquinaria.

A 12 minutos del final, ambos conjuntos estaban igualados a faltas (3). Joselito lo intentó, Coelho antes, Sedano fue salvador ante un disparo de Ricardinho. Los 10 últimos minutos se presentaban de infarto.

Portugal empató al final

Cuando restaban 8, una fea falta de Nilson propició la jugada del 1-2 de España. En una perfecta jugada de pizarra que ejecutó Lin al fondo de la red de André Sousa. Era un gol buscado y merecido, con un dominio claro de los campeones que iban a por su octava corona.

Ya solo quedaba aguantar, con una Portugal con cinco faltas y que buscaba a la desesperada un gol con Ricardinho como referencia clara. Entraron a los cinco minutos finales con los españoles en la grada celebrando el título.

Precisamente cerrar el partido es lo que no pudieron hacer los de Venancio. El gol de Coelho al minuto y medio de acabar el encuentro volvía a obligar a los españoles a remontar, a ponerse por delante en el marcador.

Portugal, campeona de Europa

Sin embargo, tenía que ser en la prórroga cuando llegase esta victoria. Las ocasiones se sucedían, ya para ambos conjuntos, incluyendo un palo en la segunda prórroga de Pola que pudo ser el 2-3.

La cara mala de la prórroga fue la lesión de Ricardinho, que abandonó el partido entre evidentes signos de dolor. Entramos en los últimos 3 minutos, ambos equipos con cinco faltas, todo o nada.

Una falta de Solano a un minuto del final fue la que decantó el partido. Bruno Coelho, desde los siete metros, marcó el gol que proclamó a Portugal campeona de Europa, un triunfo sin su estrella en el campo y que celebraron por todo lo alto.

Para España, la oportunidad de ganar su octavo Europeo tendrá que esperar. El acierto, algunas decisiones arbitrales y la efectividad portuguesa tumbaron a los de Venancio, que completaron un Europeo lleno de adversidades. La octava tendrá que esperar.