Realizar un descenso en el Ártico noruego ya es lo suficientemente complicado como para intentarlo totalmente a oscuras. Lo cierto es que es complicado tener algo de luz en un lugar en el que solo se ve el sol una hora al día.

Nikolai Schrimer ha demostrado que se puede lograr lo que parece imposible. En un escalofriante vídeo, desciende desde una altura de 890 metros con la única iluminación de una pequeña linterna, teniendo que detenerse en un tramo concreto al no poder avanzar.

El espacio para avanzar es minúsculo, como él mismo reconoce. "Esto está muy empinado y ajustado", afirma. Un espeluznante reto que logra superar prácticamente a ciegas.