David Fuste ha completado un salto base en Mont-Rebei, en Lleida, y ha contado en 'Jugones' cuáles son las sensaciones que se viven en un reto tan extremo.

"Las velocidades van desde los 120 a 300 kilómetros por hora", cuenta el saltador.

Las imágenes recogidas sobre su casco, en las que se ven a la perfección las montañas que atraviesa, son espectaculares. "Al suelo, lo que es la pared de vertical, tendrá 400 metros", detalla.

"El aterrizaje es una zona pequeñita y mala. No estás tranquilo hasta que no tocas con los pies en el suelo. Al final es como una explosión de sentimientos", finaliza.