Sucedió en 2014 pero sale ahora a la luz. Porque basta con ver la imagen para entender por qué se ha hecho viral. Alejandro Ramos, un experto buzo, deformó su cuerpo ese año justo cuando estaba a punto de terminar su trabajo recogiendo mejillones.

A una distancia de 35 metros de la superficie, las maniobras de descompresión le hubieran llevado dos horas hasta salir a la superficie, pero una embarcación cortó fortuitamente el cable al que se encontraba ligado y el buzo recorrió los 35 metros hasta ver luz en tan solo 1 minuto.

Desde ese día, cuya vida se salvó de milagro, los 1,60 metros de altura de Alejandro se unen a unos bíceps de de 62 y 72 centímetros de diámetro cada uno. Sus pectorales permanecen inflados, al igual que sus caderas y sus muslos.

La formación de burbujas de nitrógeno en el cuerpo debido la alta presión durante las inmersiones es el motivo por el cual si en tierra no se termina de expulsar esa sustancia, esta pasa a la sangre por efecto de la presión y ocasiona este tipo de deformidades.