Marc Márquez tiene ganas de marcha en este Mundial. Sí, quizá su Honda no esté al nivel que estaba en sus mejores años. Sí, quizá lleve un par de cursos más entre lesión y lesión, o entre la misma lesión, que compitiendo. Pero cuando puede 'bailar' sin limitación, el de Cervera es de los mejores. Y así ha sido en Portugal. Porque después de hacer la pole con el mejor registro de la pista ha terminado tercero en la 'sprint race'.

Ha terminado en el podio tras las 12 vueltas disputadas en Portimao. Nada mal. Así de claro. Más sabiendo que solo le derrotaron las superpoderosas Ducati. Las Ducati de Bagnaia y del también español Jorge Martín. Tras ambos, tras las super rápidas motos italianas, Márquez.

Un Márquez que estuvo más que peleón en la salida. No fue de sus más brillantes arranques, pero le valió para mantener su posición ante el empuje de sus perseguidores. Les costó, pero en cuanto pudieron las Ducati hicieron valer su mayor velocidad.

Se fueron, y Marc quedó en una pelea por la tercera posición. Estaba junto a otros como Oliveira, Miller y Aleix Espargaró. Quinto, viendo cómo sus rivales se peleaban y tratando de sacar tajada de la acción en el asfalto.

Fue entonces, con Oliveira y con Miller en lucha, cuando aprovechó para colarse por el interior y rodar tercero. Y aunque el portugués se rehizo para recuperar el bronce sposteriormente cometió un error de esos que pasan factura.

Porque se fue larguísimo, y le pasaron ya no solo Márquez sino también otros pilotos como Maverick Viñales. Era en la última vuelta, y Marc saboreaba ya su podio en Portugal.

Suma así sus siete primeros puntos del Mundial para, a falta de lo que suceda en carrera, dejar claro que aunque la Honda no esté como podría estar él está igual o mejor que antes. Sí, Márquez quiere Mundial. Márquez tiene ganas de marcha.