Si los milagros existen, en Brands Hatch se ha vivido uno. Ocurrió en la carrera de Superbikes, cuando Luke Mossey perdió el control de su moto para dar con sus huesos en el asfalto. Dolorido por el impacto, trató de levantarse como pudo mientras varias motos pasaban a centímetros de él. No le atropellaron, aunque suene redundante, de milagro.
Porque solo así se entiende cómo al menos los que iban inmediatamente tras él no se le llevaron por delante, más aún compitiendo todas muy cerca unas de otras. Uno de los pilotos, de hecho, levanta la mano para avisar a los demás del peligro para su compañero en pista.
Luke Mossey perdió por completo el control de su moto después de pisar la hierba. Una vez puesto un neumático en el verde, dijo adiós a la tracción y al agarre y se fue al asfalto, quedando en medio de la pista. En ese instante circulaba en séptima posición y hay un total de 20 pilotos.
Trece pasaron cerquísima de él, y gracias hay que dar de que ninguno le atropelló porque de haber sido así estaríamos lamentando una auténtica tragedia en el mundo del motociclismo.