Sebastien Loeb ha vivido una pesadilla en la segunda especial del Dakar, celebrada este jueves. Sufrió una avería en la suspensión y estuvo parado, incluso muy cerca del abandono. Finalmente sí cruzó la línea de meta aunque perdiendo toda opción del título.

Si no ocurre nada este viernes, Carlos Sainz levantará su cuarto título del Dakar. Porque Loeb ya es historia en la lucha por el campeonato. Así lo explicó resignado: "Empezamos rompiendo un triángulo delantero que no teníamos en el coche. A partir de ahí, fue como morir poco a poco... nos hemos quedado a un lado de la carretera durante una hora pensando que se había acabado, y entonces nuestro compañero de equipo, que tenía la pieza, nos pudo echar un cable".

"Hoy ha sido un día muy duro para los neumáticos, llegamos al final de la etapa con tres ruedas pinchadas en el coche, pero aquí estamos", explica Loeb. Las ruedas de repuesto también llegaron pinchadas a la línea de meta.

"Perdimos más de una hora al principio tras golpear una gran roca y pensamos que se había acabado por completo para nosotros, pero luego tuvimos suerte, ya que Yungang Zi, del YunXiang con el Hunter, tenía las piezas de repuesto que necesitábamos", detalla el galo.

Se quedó parado en el kilómetro 132. Allí pensó que el Dakar se terminaba para él, pero volvieron a salir. Eso sí, con dificultades: "Volvimos a salir y, a partir de ahí, pinchazos, pinchazos, pinchazos... afortunadamente, hemos llegado a la meta, con un coche en un estado lamentable, eso sí".