Saltó la sorpresa en Hungaroring. George Russell se ha hecho con la primera pole de su vida en Fórmula 1 tras una brillante última vuelta con el reloj a cero que dejó a Ferrari con la miel en los labios de celebrar una primera posición que parecía asegurada para Carlos Sainz y en un fin de semana que pintaba ser el peor de la temporada para Mercedes.

A los alemanes siempre les ha gustado jugar al despiste. En años anteriores siempre reportaban problemas por radio en libres para luego ser los más rápidos a la hora de la verdad.

Este año su rendimiento y problemas han sido reales, pero en Hungría parecían ser peores. En los entrenamientos libres, tanto en seco como en lluvia, estaban muy lejos de los mejores tiempos. Parecía que el objetivo era entrar a la Q3.

Pero como siempre era habitual, Mercedes jugaba al despiste. A pesar del mal resultado de Lewis Hamilton, séptimo (no pudo abrir el DRS en su vuelta), Russell sí fue capaz de exprimir el máximo rendimiento de un monoplaza que va al alza en su progresión para conseguir el mejor resultado de su carrera en clasificación. Una vuelta perfecta del británico que sorprendió a todo el mundo.

El gran premio que parecía ser un paso atrás en las aspiraciones de la escudería alemana ha resultado ser el más prometedor. Mercedes encadena cinco carreras consecutivas con uno de sus pilotos en el podio y, en la última en Paul Ricard, con un doblete en segunda y tercera posición.

Pero en Hungría pueden aspirar a la victoria. Hungaroring es un circuito muy difícil de adelantar y donde la primera posición en la parrilla coge más valor todavía. La racha de Mercedes se puede ampliar. Y acechando a Ferrari por la segunda plaza en el Mundial por equipos, con 44 puntos de diferencia entre ambos.