Cinco años después de su regreso, y ahora sí que sí, Honda es una más en la familia de motoristas de la Fórmula 1. Tras tres temporadas aciagas en McLaren, con problemas de velocidad, de fiabilidad y con un coche que tampoco ayudaba, y un curso 'de pruebas' en Toro Rosso, los japoneses han vuelto a un podio en la competición de monoplazas tras más de diez años de ausencia. Todo gracias a Verstappen y a Red Bull.

Y es que, esta vez sí, los de las bebidas energéticas pusieron su fe en Honda. Tras sus escarceos cuando eran motoristas de McLaren, con los conocidos tira y afloja con Renault, la escudería austriaca ha confiado al cien por cien en los japoneses. Lo hicieron, un poco, cuando motorizaron a Toro Rosso, y viendo los resultados se lanzaron a una piscina que bien podría haber estado vacía... pero no.

Porque la piscina de Honda ya no está vacía. Está llena. Muy llena. A falta de ver el tema de fiabilidad, la velocidad y la potencia están ahí. Eso, unidos al portentoso chasis de Red Bull, han devuelto a los de Sakura a un podio de la Fórmula 1. Es más, Verstappen marcó un 319 en la trampa de velocidad en la vuelta 44... el mejor registro por ese momento.

El holandés, además, se ventiló a Sebastian Vettel, con motor Ferrari, haciendo gala de su ya conocida agresividad y de un motor que sí empuja. Tanto que no se quedó lejos de alcanzar a Hamilton, pero una escapadita por la hierba le dejaron sin opción al segundo puesto.

Aún así, tercero. Desde 2018, en el GP de Gran Bretaña, no se veía la marca de Honda en el podio de Fórmula 1. Fue gracias al tercer puesto de Rubens Barrichello, cuando los japoneses por aquel entonces tenían equipo propio en la competición.