Qué duro fue el GP de Miami. Duro por la humedad. Por la temperatura. Por una sensación de calor asfixiante. Por 57 vueltas que dejaron a un piloto joven, y experimentado, como Max Verstappen completamente exhausto. Agotado. Que dejaron al neerlandés, actual campeón del mundo de Fórmula 1 con Red Bull, dejando una imagen nunca vista en él.
Porque estaba reventado. Así, directamente. Sentado como podía. Sudando. Prácticamente deshidratado o, mejor dicho, sin el 'prácticamente'. Ya por radio avisó, y sin duda tenía razón en pedir algo de beber.
"Necesito una bebida... y creo que tú también", dijo en tono de broma. Luego, por lo que se vio, de broma tenía poco.
Con su bebida, con un gesto de evidente cansancio y sudando, Verstappen trató de recuperar fuerzas como pudo antes de una atípica ceremonia de podio con cascos de NFL y con motos de Policía de por medio.
El neerlandés se impuso a Charles Leclerc en una carrera en la que sufrió por la aparición del 'safety car'. Verstappen, hasta ese momento, tenía bien controlado al monegasco, pero después, estando todos juntos, se le complicó todo.
Aguantó las acometidas del de Ferrari, tras superarle sin demasiados problemas al comienzo de la prueba, terminó líder y logró la vuelta rápida.
El resultado, son ya tan solo 19 los puntos que le separan de Leclerc, y Verstappen además suma por victorias todas las carreras que ha terminado en este Mundial de Fórmula 1.
Tremendamente exigente fue esta carrera. Verstappen no fue el único que terminó casi por los suelos después de padecer la humedad de un Gran Premio de Miami que se animó al final de la prueba.