Esteban Ocon, compañero de Fernando Alonso, ha vuelto a poner como uno de los puntos del día de la Fórmula 1 un problema que muchos sufren pero del que pocos se atreven a hablar: el 'porpoising'. Esto, en español, viene siendo un efecto que se produce en los coches que hace que, directamente, el monoplaza rebote o incluso salte en pleno asfalto.
Que lo haga cuando, además, se busca ir a gran velocidad en plena recta. En ese instante, el coche empieza a rebotar, haciendo que las cabezas de los pilotos se muevan de manera constante.
Tal es algún caso que en ocasiones tienen incluso problemas para mantener las manos en el volante, algo que le sucedió, por ejemplo, a Carlos Sainz.
Mercedes es uno de los coches que más sufre de este problema, pero el Alpine de Esteban Ocon y de Fernando Alonso no se queda atrás. El vídeo del bicampeón asturiano, con su cabeza botando como si su cuello tuviera un resorte, es brutal.
Ante eso, el galo ha reconocido lo que él tiene que hacer para que el efecto del 'porpoising' no se note tanto... o no se haga notar tanto ni deje secuelas físicas.
"El 'porpoising' me provocó un gran dolor de cabeza. Me tuve que tomar un paracetamol", contó el piloto francés en palabras en 'Sky Italia'.
Y reconoce que los nuevos monoplazas, completamente diferentes a los que han tenido estos años atrás, "no son fáciles de pilotar".
Charles Leclerc, piloto de Ferrari y compañero de Carlos Sainz, ya reconoció que después de pilotar los coches tiene un gran dolor de cabeza.
Todo, tan solo con los test. A saber cómo acaban los pilotos después de más hora y media y de 60 vueltas que deben dar a algunas de las 23 pistas que conforman el Mundial de F1 de 2022.