Ha vuelto a ocurrir.Ha vuelto a hacer magia. Ha vuelto a realizar otro milagro más. Sí, porque Fernando Alonso en Japónfue protagonista. Fue de los destacados. Fue de los más aclamados por una afición y por un país a los que él admira. A ellos les deleitó con otra de sus salidas. De esas salidas. De esas arrancadas tras el apagado del semáforo que entran directas a lo mejor del año. Porque lo que hizo en Japón fue, simplemente, espectacular.

Fue un escándalo. Fue para ver y para no creer. Fueron, ojo, cuatro posiciones las que ganó el bicampeón en la salida. Las que ganó el piloto de Aston Martin. De un coche que, él bien lo sabe, ha vivido tiempos mejores. Porque era el momento. Porque era su momento. Porque era cuándo y dónde sabía que podía y que tenía que atacar.

Y vaya si atacó. Tras clasificar de manera milagrosa entre los diez mejores, con un cochemás que complicado de pilotar en Suzuka, ha aprovechado el mejor rendimiento de sus gomas blandas y también claro está de lo que él bien sabe tras estar tantos años en la F1. Así, pasó de ser décimo a sexto.

Tsunoda fue el primero

Tsunoda y Russell cayeron ante el empuje de Fernando. Luego, la lucha intensa entre Hamilton y Pérez hizo el resto. Se tocaron, y mientras ellos se dedicaban a sus historias Alonso aprovechó para adelantar a ambos por la derecha.

Así pues, antes del primer paso por meta estaba detrás de Carlos Sainz, en una salida impresionante en la que demostró que tiene la katana siempre afilada.

Que Japón le gusta. Que disfruta. Que se lo sigue pasando bien en su vigésima temporada en la F1. Hizo lo que tenía que hacer. Lo hizo donde lo tenía que hacer. Y al final logró una más que meritoria octava plaza con un coche que no esta para mucho más.

Y en Qatar...

La próxima parada será Qatar, y ahí ya Alonso ha avisado de que va a tocar sufrir. De que va a tocar pelear. De que va a haber que sudar para sumar puntos.