Fernando Alonso volvió a subir al podio en Arabia Saudí. Ya son dos podios en dos carreras con Aston Martin, mejorando sus números con el equipo Alpine en dos años. Y es que el AMR23, por fin, es un coche competitivo para el piloto asturiano después de muchos años sufriendo en la Fórmula 1.

A sus 41 años Alonso no ha perdido su esencia. Sigue siendo rápido, sigue estando en plena forma y sigue teniendo todo bajo control en las carreras. Para ello incluso mira las pantallas. Lo demostró en Yeda, uno de los trazados más peligrosos del calendario.

El bicampeón preguntó a su coche por radio cuál de los dos Ferrari había parado en boxes. "Ha parado Sainz. Lance (Stroll) también lo ha hecho hace algunas vueltas", le respondió su ingeniero de pista".

"Recibido. Estos neumáticos están bien", reaccionó Alonso a la respuesta de los suyos. No quería parar en ese momento y le salió bien. Porque entró a boxes cuando salió el safety car precisamente por el abandono de su equipo.

Con esas gomas llegó hasta el final de la carrera y se mantuvo por detrás de Checo Pérez y Max Verstappen. Los dos Red Bull fueron inalcanzables una vez más a pesar de que el neerlandés salió desde la parte de atrás por sus problemas en la clasificación.

Alonso se mantuvo tercero y a raya al Mercedes de George Russell. Sólo el descontrol de la FIA hizo peligrar su podio. Pero finalmente logró el número 100 en un domingo en el que demostró cómo se puede controlar absolutamente todo a través de las pantallas del circuito.