Qué difícil lo tuvo Carlos Sainz en Italia. Qué complicado fue. Qué sufrimiento. En cada vuelta. En cada giro. En cada curva. Sí, porque salía desde la pole, pero en ningún momento vivió o tuvo calma el que fue nombrado piloto del día y que se subió al podio en Monza.

Porque primero fue Verstappen. Un Verstappenque tenía ritmo, como siempre. Que era rápido, como siempre. Que, como siempre, tenía el coche más completo de la parrilla. Velocidad. Apenas desgaste de neumáticos. Sí, eso tenía detrás Carlos. Al menos hasta que le terminó por adelantar.

Bloqueo de gomas en la curva 1. No pudo. Demasiado era. Demasiadas vueltas fueron las que Carlos pasó bajó la presión y la mirada de un Verstappen agresivo a la par que calmado. "Veo que ya está deslizando. Todo perfecto", comentó por radio.

Parada lenta... y Leclerc

No tardó en irse a 4 segundos mientras Ferrari esperaba a meter a Sainz para cambiar gomas. Más de 3 segundos. Mal. Charles Leclerc, 2,3. Salieron a la par. Casi se tocan. Más sufrimiento. Y luego, Sergio Pérez.

El azteca superó a Leclerc; luego, a Sainz. Parecía que ahí terminaría todo. Parecía que ahí podría acabar el sufrimiento para Carlos. Pero no. Porque Ferrari tenía ganas de fiesta. Porque Ferrari, desde el muro, no fue capaz de calmar por la radio y de mandar un mensaje que debió haber mandado.

Que de hecho ha mandado habitualmente cuando es Sainz quien está tras Leclerc. Ahora, nada. Silencio. O contradicciones con un "sin riesgos pero corre hasta el final". Tal era la situación que no solo estuvieron cerca de quedarse sin podio, sino también sin puntos.

"Chicos..."

Fue Carlos quien puso cordura con una radio que no debieron escuchar bien en la 'Scuderia': "Chicos... llevemos esto a casa".

Al final fue él quien lo llevó a casa, porque Ferrari parecía tener otras intenciones en la carrera de casa. A la afición le daba lo mismo. Es más, lo tenía perfectamente claro. Sainz, MVP para los 'tifosi'. MVP vestido de rojo.