Tranquilidad ninguna fue la que tuvo Carlos Sainz en la clasificación del GP de Azerbaiyán. Porque todo lo que podía pasar, lo que podía suceder, le terminó ocurriendo. El de Ferrari, en una 'qualy' en la que hubo hasta dos banderas rojas en los primeros 15 minutos,se las vio para poder sacar una vuelta medianamente limpia en cada ronda clasificatoria. Y aún así, cuarto.

Aún con todo lo que le sucedió colocó el coche en segunda línea. Puso el coche junto a un Red Bull. A un superpoderoso Red Bull. A uno que hasta el último momento estuvo peleando por la pole. Estará ahí, con Sergio Pérez, y con la sensación de que qué más le puede suceder.

En la Q1, en el que iba a ser su primer intento cronometrado, pasó por boxes por algún problema con sus neumáticos. En el segundo, la primera de las banderas rojas que hizo que 'quemara' un poco sus gomas. Y luego, otro parón más por el accidente de Pierre Gasly.

Y en Q2 siguió la 'fiesta'

Todo eso sin tener que ver con él, pero otras cosas sí le tuvieron de protagonista. Un trompo, sin consecuencias, en Q1. Controló bien el coche, y menos mal. En Q2, donde otros pecaron de optimistas, él tiró de escapatoria para evitar destrozar el coche. Pero por poco no hubo que lamentar algo más.

Porque casi se da contra el muro, y porque Alex Albon se quejó de que le molestó en su vuelta rápida en Bakú. No hubo investigación, por suerte para él.

Un solo juego para Q3

Llegó a Q3 como pudo. Peleando. Luchando. Contra viento y marea. Sus neumáticos, eso sí, en desventaja con respecto al resto. Solo tenía un juego, y con él hizo en su primer intento su crono definitivo.

Le dio para ser cuarto, superando al Mercedes de Lewis Hamilton y al Aston Martin de Fernando Alonso. Justo tras los dos Red Bull, y tras el Ferrari de su compañero Charles Leclerc. El monegasco, pole.