Hace poco más de un mes fue Canadá. Fue la prueba en la que Fernando Alonso y Aston Martin quedaron más cerca, sin cosas raras, de Max Verstappen y de Red Bull. Poco más de 30 días. Sí, eso es lo que ha pasado. Poco, pero suficiente para que todo eso parezca un sueño muy, muy lejano. Y más viendo lo sucedido en Hungría.

Más viendo lo que ha pasado en una prueba marcada en rojo en el calendario de la escudería de Silverstone. También para los aficionados. Para ese 'club 33' que espera expectante una nueva victoria de Alonso. Sí, podría haber sido en Mónaco. Sí, parecía muy cerca en Canadá. Y sí, ahora poco más de un mes después de la cita en el Gilles Villeneuve parece lejísimos.

Porque esta pista, la de Hungaroring, parecía que iba a sentarle como un guante al AMR23. Parecía que, viendo las características del coche al comienzo del Mundial, era su pista. Una sin demasiada importancia del DRS. Una en la que adelantar era y es complicado. Una en la que las gomas degradan. Degradan mucho.

Y las fortalezas dejaron de serlo

Vamos, lo que Aston Martin mejor hacía en Bahrein. Lo que mejor hacía en Miami. Lo que mejor hacía en Canadá. Lo que demostró en Mónaco. Casi. En Mónaco fue un casi. Casi pole. Casi victoria. Aquí, en Hungría, habría sido un milagro.

Ya lo era pensar en el podio. Un podio que parecía más bien lejos tras una clasificación un poco pobre. Un podio que Alonso visitaba de manera frecuente hasta Austria. Uno que ahora parece una utopía. ¿El motivo? Claro está. Las mejoras, escasas. Más escasas todavía viendo cómo han evolucionado el resto de equipos.

Porque si Aston Martin era el segundo mejor coche en Canadá ahora son el quinto. Están tras Red Bull, como antes, pero también tras Ferrari, Mercedes y sí, también detrás de McLaren. Así, lo que resta de temporada puede hacerse muy larga...

O corta, si empiezan a pensar ya en 2024. Porque en Hungría, complicado. En zona de nadie terminó Alonso. Después de una salida en la que avanzó un par de plazas para perder posición con Sainz. En una prueba en la que las parads fueron poco brillantes. En una en la que Russell, que salía 18º, terminó por delante con un ritmo inalcanzable para Fernando.

No, Hungría no es Silverstone

Esa es la nueva realidad. Una 'tapada' por las características de Austria y de Reino Unido, pero que en Hungría ha salido a la luz. Porque esto es definitivo. Porque ya no es una pista rápida, de alta velocidad. De zonas de DRS. No, esto es otra historia. Es una historia que puede repetirse en Spa.

Será esa la última carrera antes del parón estival en la F1. Un punto de inflexión puede, y debe, ser. Uno en el que deben decidir si apostar por lo que resta de 2023 o poner todo su esfuerzo en el próximo año. El avance ha sido claro; la ilusión, también. Por eso ahora queda algo de amargura al ver al Aston Martin.