Corría la vuelta 58 del Gran Premio de Austria cuando Carlos Sainz, en plena persecución para 'cazar' a Max Verstappen y atar la segunda posición en el Red Bull Ring, perdió toda la potencia de su Ferrari.

El monoplaza comenzó a echar humo, perdió progresivamente la velocidad y se quedó en una escapatoria cuesta arriba que le impedía detener el coche en seco ya que los Fórmula 1 carecen de freno de mano.

Mientras el madrileño trataba de detener su F1-75, comenzaron a emanar cada vez más llamas del 'Cavallino' y la tensión creció rápidamente.

Fue entonces cuando en pantalla apareció un comisario que, en lugar de correr sin parar hacia Sainz, dejó un extintor en el suelo, se dio la vuelta y echó a correr en sentido contrario.

El hombre dejó solo a uno de sus compañeros, que sí se lanzó a detener el Ferrari de Carlos y a sofocar las llamas con el extintor.

Al final nadie resultó herido y todo se quedó en un susto, pero la imagen da para mucho de lo que hablar... y mucho para que la FIA recapacite sobre quién y cómo se ha de actuar.