Aston Martin ha cambiado su filosofía. La ha cambiado para bien... y también para mal. Porque si el AMR23 era un coche de domingos, un coche carreras, el AMR24 es todo lo contrario. Es un monoplaza rápido. De clasificación. De una vuelta. Sí, así es la nueva realidad del equipo de Fernando Alonso. Una que han llevado hasta tal extremo que es más que preocupante lo que sucedió en China.

Porque en Shanghai se comprobó que donde el coche del pasado año era un seguro en esta ocasión resulta ser una sangría. Exacto, hablamos de la degradación de neumáticos.

De la salvaje degradación de neumáticos del AMR24. Porque si en 2023 el monoplaza trataba las gomas de maravilla en esta ocasión es todo lo contrario. Es, básicamente, lo mismo que hizo tanto mal a Ferrari durante gran parte del Mundial del curso pasado.

En China, más de lo mismo. Aston Martin, en la comparativa con los otros nueve equipos restantes de la parrilla, es el peor. Es quien cierra la clasificación. Es la escudería que más tiempo por vuelta perdía conforme avanzaba la carrera.

El único en bajar de 0.2

En total, perdían 0.215 con cada giro. Los únicos en bajar de 0.2. Su 'rival' más cercano, Sauber, con 0.195. Los coches de arriba, lejos. Bastante lejos, con Ferrari y McLaren perdiendo 0.135 y 0.157, respectivamente.

Llama la atención el caso de Red Bull. Mientras los coches de Verstappen y de Pérez son el tercer peor equipo tan solo por delante de Aston y de Sauber, los anteriormente conocidos como AlphaTauri son los que menos desgaste de gomas sufrieron con 0.134.

Parecía que la sangría de Aston Martin con los neumáticos había hecho una pausa, pero no. En China se comprobó que no. Que deben seguir trabajando. Que necesitan entender los Pirelli porque así es más bien complicado llegar a donde quieren llegar con Fernando Alonso. Cambio de estrategia. Radical cambio de estrategia. De concepto. De tratar las gomas como ningún otro... a ser el peor en ese sentido de los diez equipos del Mundial.