Después de que en 1936 Louis Meyer se proclamase campeón, pidió a la organización su bebida favorita: un vaso de leche.

Desde entonces, y salvo en las ediciones entre 1947 y 1955, al ganador de esta prueba se le entrega una botella de leche.

En 1993 Emmerson Fittipaldi protagonizó una polémica que le costó los abucheos del público: decidió beber jugo de naranja.