Si la guerra entre el padre de Max Verstappen, Jos, y Christian Horner parece haberse relajado después de las declaraciones de ambos, ahora la prensa alemana anuncia un nuevo capítulo en la previa del Gran Premio de Australia. Porque el jefe de Red Bull se estaría moviendo por detrás para quedarse con todo el poder.

Según ha informado el diario 'Bild', Horner quiere quedarse al mando de Red Bull y decidir absolutamente todo. No le preocupa que se marchen ni Verstappen ni Adrian Newey, el gran ideólogo de los coches más rápidos de la Fórmula 1.

De hecho, asegura esta información que Horner ya tendría sustituto para Max en caso de que en 2025 opte por otro camino (han sonado con fuerza tanto Mercedes como Aston Martin): Alex Albon, ahora primer piloto de la escudería Williams.

Albon ya fue piloto de Red Bull... y fue despedido tras año y medio como compañero de Max Verstappen. Helmut Marko, asesor del equipo, fue muy duro con su rendimiento.

Pero parece que Horner no tiene la misma opinión. Después de su brillante puesta en escena con Williams, podría volver a la que fuera su casa y afrontar el reto de ser primer piloto con el coche más rápido de la parrilla de F1.

Los resultados salvan a Red Bull

Aunque Red Bull esté en plena guerra civil entre sus dirigentes y con Verstappen por el medio, los resultados del RB20 ponen paz en la fábrica. Dos dobletes en Bahréin y en Arabia Saudí, siempre con Max por delante de Sergio Pérez.

Se espera un 2024 de mucho dominio de la escudería de las bebidas energéticas. El año pasado sólo perdonaron en una carrera, la que ganó Carlos Sainz en Singapur con el Ferrari. Y ahora podrían aspirar a los 24 triunfos del calendario.