Carlos Sainz tiene un plan. Bueno, en realidad, varios. Ya está preparando su desembarco en el equipo Ferrari, el más laureado en la parrilla de la Fórmula 1. La presión es total para cualquier piloto que viste de rojo en la parrilla.

Y Sainz quiere dar el máximo, después de una temporada, la última, irregular con McLaren (es octavo en el Mundial, a un punto de su compañero de equipo, Lando Norris).

A falta de dos pruebas para la conclusión de un atípico campeonato, marcado por la crisis del coronavirus, el madrileño ultima su plan para integrarse cuanto antes en Ferrari. Y para ello parte de una idea inicial y fundamental: mudarse a Maranello durante la pretemporada. Allí vivirá Sainz hasta que la próxima temporada eche a andar.

Todo ello con el objetivo de aclimatarse a un monoplaza que promete importantes mejoras para el curso que viene. Entre ellas, la inclusión de un motor de mayor potencia, uno de los grandes problemas de Ferrari este curso.

Rechazado por la FIA para participar en los test de Abu Dabi, en los que casi con total seguridad Fernando Alonso tampoco podrá participar, la 'Scuderia' se decanta por test privados. Podrían celebrarse en el mes de enero en un escenario todavía por confirmar.

Mattia Binotto, jefe del equipo, se ha mostrado optimista en cuanto a la realización de estas pruebas: "Lo estamos intentando organizar, un test para Sainz como parte fundamental de su integración en el equipo, con los ingenieros y el monoplaza aunque sea de hace dos temporadas".

Sin embargo, el propio Sainz criticó la decisión de la FIA, asegurando que perjudicaría también a otros pilotos como Sebastian Vettel, que ha firmado con el futuro Aston Martin para sustituir al mexicano Sergio Pérez.

Este es el plan de Sainz, a pocos semanas de estrenar su asiento en Ferrari. Poder estar a la altura de Charles Leclerc, su nuevo compañero de equipo, dependerá, en parte, de una pretemporada en la que pueda coger ritmo con su nuevo coche.