Fernando Alonso tiene brillo en los ojos en Brasil. Lo tiene, y con razón. Porque en Brasil no está pasando lo de México. Porque en Brasil este Aston Martin corre. Corre y tiene ritmo. Tiene velocidad. Tiene lo que tenía al comienzo del Mundial. Sí, en ese comienzo de Mundial en el que los podios llegaban casi con pensarlo. En un comienzo que, en Interlagos, puede tener una buena continuación.
Una para cerrar un campeonato que se fue torciendo pero que, en caso de proseguir con lo visto en Brasil, bien puede cerrarse como se inició. Y es que el AMR23 ha vuelto a la buena senda. A la senda de pelear contra los equipos punteros de la parrilla.
Así se deduce al menos viendo lo sucedido en el sprint de Brasil. Uno que dio continuidad a los visto en los Libres 1 y en la clasificación del viernes, con esa mancha de la 'qualy' para la prueba del sábado. No, no fue por ellos. Fue por un Esteban Ocon que perdió el Alpine y se chocó con Alonso.
Que destrozó el monoplaza de Fernando. De un Fernando que, además, se llevó el insulto por a saber qué motivo de su excompañero por la radio. Saliendo 15º llegó al 11º en una prueba en la que acabaron con más ritmo que McLaren, que Mercedes y que Ferrari.
"Me sentí bastante rápido"
Pero en carrera no sale tan atrás. En carrera sale cuarto, con Lance Stroll tercero. Así que toca el mensaje de optimismo. El mensaje real de optimismo.
"Ojalá podamos pelear por el podio, y sino el top 5. El ritmo era bueno, pero después del incidente con Ocon el día estaba perdido. Tocaba comprender la degradación y ver si el coche estaba bien", cuenta.
Y sí, sí estaba bien: "Me sentí bastante rápido. Más que Piastri, y que Sainz. Con buenas sensaciones".
"Al final cogimos hasta a Hamilton. Será una batalla dura con Ferrari, y con Norris que llegará rápido. A ver si lo podemos mantener", sentencia.