Ya lo avisaban Fernando Alonso y Aston Martin hace unas semanas... y como dice el refranero, quien avisa no es traidor. El AMR23, el nuevo monoplaza de la marca de Silverstone, ha cambiado al 90% con respecto a su antecesor.

Desde el pasado mes de mayo en el Gran Premio de España en Montmeló, la escudería verde dejó de lado la evolución del coche de 2022 para centrarse en el de 2023, y el cambio es notorio.

Se trata del primer monoplaza confeccionado íntegramente por Dan Fallows, ex de Red Bull, y Eric Blandin, antiguo ingeniero de Mercedes. Dos auténticos 'gurús' de la Fórmula 1.

Tal y como se pudo apreciar en la presentación, y a falta de la puesta de largo en los test de Baréin, quedó claro que Aston Martin ha cogido lo mejor de Red Bull, Ferrari y Mercedes.

Análisis parte por parte

En primer lugar, se aprecia una tapa del motor más estrecha y musculada, haciendo más compacto el monoplaza y permitiendo así equilibrar y repartir mejor el peso. Puro estilo Red Bull.

También de la marca de las bebidas energéticas parecen haber adoptado el concepto de los pontones, aunque con una evolución en forma de tobogán más propia de Ferrari y branquias más altas.

La 'Scuderia' también ha servido de inspiración para confeccionar las entradas de aire, mucho más estrechas y alargadas que las del AMR22, con una rampa más pronunciada.

En lo referido a la parte delantera del coche, se aprecia un morro más estrecho y alargado hasta el final.

De hecho, el alerón delantero en modo flecha busca emular el estilo de Mercedes con un 'flap' más alto.

Por último, el sistema de suspensión es 'push-rod', pero rediseñado con respecto al coche de 2022, dotándolo de más elementos.