"Habla más alto, que pareces sin energía y esto es largo", le dijo Fernando Alonso a su ingeniero cuando no se llevaban ni 15 vueltas en Australia. Y qué razón tenía el asturiano. Qué buena virtud es la paciencia en Albert Park, en el circuito que dio entrada al Mundial y que dejó una inmensa carrera que acabó con Vettel mostrando su sonrisa ante Hamilton. Y con el McLaren-Renault listo para comenzar a volar.

Porque qué diferente es todo. Qué cambio ha dado todo con tan solo cambiar una pieza. Con sustituir eso que tantos quebraderos de cabeza ha dado a McLaren, a Fernando Alonso, a Jenson Button y a Stoffel Vandoorne. Y que, de momento, sigue dando jaquecas en Toro Rosso. Primera carrera, primer motor Honda roto. Y mientras, el Renault sacando jugo de la papaya de Woking.

Buen, buenísimo ritmo el que exhibió Fernando Alonso. Y Vandoorne. Y acabaron los dos y todo. Sí, parece algo normal, pero en estos últimos tres años decir todo eso era un milagro. Y más aún decir que no solo acabaron, sino que lo hicieron en los puntos, con un noveno de Stoffel y con un quinto puesto del asturiano que sabe a gloria. Que sabe a victoria.

Que sabe así por la forma en la que se logró. Primero, en una salida sin incidentes que dejó a Fernando y a Sainz, que acabó décimo en una dura prueba para él, peleando por posición. Tal fue la presión de Alonso que Carlos se equivocó, y ahí empezó el de McLaren a disfrutar de esa 'suerte' que a veces en la F1 es buena y otra es mala. En esta ocasión fue de la primera.

Un Virtual Safety Car le hizo subir al quinto puesto, uno provocado por el abandono de los dos Haas y que defendió ante Max Verstappen. Lo hizo con ritmo, con uno que incluso en algunas vueltas fue similar al de Raikkonen y al de Ricciardo. Uno que hace soñar, esta vez sí, con algo más que con el hecho de poder salir a pista y poder llevar el coche a salvo al garaje tras ver la bandera a cuadros.

Quién sabe si veremos el naranja papaya en el podio. Dominó el rojo en Albert Park, y el dedo y la sonrisa de Vettel deslumbraron a un alicaído Lewis Hamilton. Otra vez, y ya van dos, perdió el británico ante Seb por estrategia. Y es que el VSC lo cambió todo. Dominaba el Mercedes, y ni sentía peligro con el alemán, pero el de Ferrari aprovechó su momento y le hizo un 'overcut' para mandar en Melbourne.

Para que Lewis solo pudiera ver su alerón trasero y para que, incluso, temiera hasta por su segunda plaza por tanta agresividad para sobrepasar a Vettel. Mantuvo el tipo Sebastian, la frialdad y la confianza en una pista en la que, a pesar de las tres zonas de DRS sigue siendo complicada en cuestión de adelantamientos.

Así comienza el Mundial. Con esperanzas para un Fernando Alonso que, ahora sí, dice que van a empezar a divertirse sobre el asfalto. Con una sonrisa enorme para Sebastian Vettel, que consigue el primer triunfo y deja a Hamilton preguntándose qué ha pasado. Y con un Carlos Sainz que, a pesar de todos los problemas con el sistema de hidratación, acaba con un punto de la visita a Australia.