A falta de ocho carreras para el final de la presente temporada de Fórmula 1 y sobrepasado de sobra el ecuador de la temporada, se pueden sacar ciertas conclusiones del rendimiento de Aston Martin.

A pesar de ir penúltimo en el Mundial de Constructores con solo 24 puntos, ha quedado claro que el problema de los británicos no radica en el domingo, sino en el sábado.

Tanto Sebastian Vettel como Lance Stroll cuajan muy malas jornadas de clasificación, teniendo pocas opciones de llegar a Q2 y muchas de caer en Q1, pero también son los que más puestos adelantan en carrera.

¿Por qué tienen tan poco ritmo en 'qualy', pero en el Gran Premio están al nivel de Alpine y McLaren? La clave, al igual que en Mercedes, reside en el tiempo que tardan en alcanzar la temperatura óptima de los neumáticos.

En Spa, Vettel se quedó muy cerca de 'cazar' a Esteban Ocon y el Aston Martin fue tan rápido como el Alpine. El rendimiento del equipo verde va de menos a más, pero desde la fábrica son conscientes de que el diseño actual está obsoleto.

En Barcelona presentaron un modelo completamente novedoso con claras injerencias de Red Bull, pero el resultado no ha sido el esperado.

Tal y como ha explicado Andy Green, director técnico de la escudería, para 2023 conformarán un coche "completamente diferente" para "ser competitivos".

Para ello, se han hecho con dos 'gurús' de Fórmula 1 que llevarán a los británicos un paso más allá. Dan Fallows y Eric Blandin, antiguos jefes de aerodinámica de Red Bull y Mercedes respectivamente, han fichado por Aston Martin.

Consigo se han traído a varios ingenieros de las dos marcas en lo que parece un intento claro por convertir la inversión y sueño de Lawrence Stroll y el patrocinador 'Aramco' en una realidad: volver a ganar de la mano de Fernando Alonso.