Los monoplazas actuales son demasiado pesados. Es el diagnóstico que comparten pilotos, equipos, ingenieros y aficionados a laFórmula 1. En 2023, el peso mínimo de los coches impuesto por el reglamento es de 798 kilos, 200 más que en 2008, lo que sitúa a los monoplazas actuales como los más grandes y pesados de la historia.

Esto ha provocado el descontento, principalmente, de los pilotos. Max Verstappen y George Russell han pedido a la FIA en reiteradas ocasiones que, de cara al cambio de normativa de 2026, se reduzca el peso para hacer los coches más fáciles de conducir.

Pero el más beligerante ha sido, sin duda, Fernando Alonso. El bicampeón asegura que el 'Gran Circo' debería plantearse volver al paso y apostar no solo por coches más ligeros, sino también por reducir el tamaño para facilitar los adelantamientos.

"No creo que cambie mucho el espectáculo con la reducción del peso. Es más el tamaño de los monoplazas que el peso lo que hace las cosas más difíciles", dijo Alonso en la rueda de prensa previa al Gran Premio de Canadá.

Revolución en la normativa

Este aluvión de quejas ha hecho que Stefano Domenicali, director general de la Fórmula 1, anuncie que tanto el campeonato como la Federación Internacional están trabajando ya en la reducción de peso de cara al reglamento de 2026.

Este anuncio ha sido muy bien recibido por los equipos. El primero en pronunciarse ha sido Mercedes, y lo ha hecho a través de James Allison, director técnico del equipo. Aunque para el británico, llevar a la práctica este cambio no será tan sencillo a pesar del cambio en las normas.

"Año tras año los coches se volvieron más pesados. No es fácil reducir el peso con reglas. Es especialmente difícil idear reglas técnicas que hagan que el coche sea mucho más ligero", explicó Alisson en declaraciones recogidas por 'GPFans'.

Por ello, reclama que la FIA deje más margen de trabajo a los equipos: "La forma de hacerlo más liviano es reducir el límite de peso y convertirlo en nuestro problema".

James Allison asegura que si no se sigue esa dirección se dificultará enormemente el trabajo de los ingenieros. "Cuando los coches superan el límite, nos obliga a todos a tomar decisiones bastante difíciles sobre qué poner en nuestros monoplazas y qué no", concluyó el responsable técnico de Mercedes.