Es un maestro. Así de claro. Un maestro de las carreras. Sean en seco, sean en agua. Sean como sean. Vengan como vengan. Sí, así es Fernando Alonso. Así es un piloto, un campeón, un doble campeón del mundo de Fórmula 1, que en Mónaco dio una auténtica lección.Una de saber estar. Una de pilotaje. Una que le llevó directo a la segunda plaza del, de momento, Gran Premio más duro del año.

Porque vaya cómo se puso todo en Mónaco. Porque cómo cambió todo. Porque cómo se intuía que algo así podía pasar. Sí. Nubes. Nubes oscuras. Muy oscuras. De esas que hacen que aparte de al asfalto se mire al cielo. De esas que hacen que lo que se decida en los garajes, en la estrategia, tengaigual o más importanciaque lo que se haga con el volante.

En lo segundo, todo correcto. Es una garantía contar con un piloto como Alonso. Porque Alonso no comete apenas errores. Porque es de los que sabes que pase lo que pase no solo va a dar la talla sino que es él quien va a poner la medida. Sí, así de simple. Así de fácil.

Hizo lo que debía: algo diferente

O, más bien, así de simple y así de fácil lo hace. Así es como no hay ni de qué preocuparse si toma la salida con duros con Verstappen y Ocon con medios. ¿Desventaja? Nada más lejos. Él lo tiene claro. A aguantar. A ver si cae agua. A ver si así, haciendo algo diferente, puede ser.

Si así puede llegar la 33. Haciendo lo que Verstappen, si Verstappen no falla, imposible. Y sí, quería una carrera tranquila, pero estaba preparado para si así no era. En Aston Martin también. Por eso los duros. Por eso lo de esperar. Lo de aguatar. Lo de ver si Max cambiaba neumáticos primero... y luego empezaba el agua.

El agua empezó, pero antes de que Max pasase para cambiar unas gomas que hicieron temblar con un mensaje de Alonso. ¿Un pinchazo? Sí, eso dijo por radio. Pero no, no hubo ninguno. Sus tiempos, rápidos. Muy rápidos. Ocon, mientras, trenecito con Carlos Sainz tras él desesperado y cabreado con Ferrari.

La decisión en Aston Martin...

Por la parada. Una que también erró Aston Martin. Ya llovía. Llovía mucho. Y cada vez iba a más. "Box, box", dijo Fernando. Y ahí fue, al pit lane. Pero por alguna razón, goma amarilla. Goma equivocada. Goma que no valía de nada. Al rato, otra vez. Intermedios. Sí, entonces sí... y menos mal que tenía parada gratis.

Segundo era. Segundo salió. Ocon, a 4 segundos. En pocas vueltas ya estaba a más de diez. Y Verstappen, liderando. Sin oposición. Sin nadie a su alrededor y por alguna razón arriesgando. A saber qué habría pasado de haber tenido tras él a Alonso. A saber qué habría pasado de no haber hecho dos paradas Fernando.

Pero el error no costó posición. No costó un segundo puesto que hace que el proyecto Alonso en Aston Martin siga avanzando. Siga yendo hacia adelante. Porque son cinco podios en seis carreras, con cuatro terceros y, por fin, un segundo.

Próxima parada: Barcelona

Lo siguiente está claro lo que debe ser. Tercero, segundo... y sí, ya toca ganar. Toca la 33. Toca una nueva victoria. La próxima parada será España. Será Barcelona. Sí, en casa, buen sitio para... Exacto. La 33.