Muchas son las conclusiones que se han sacado de los test de pretemporada de Baréin. La más clara es que Red Bull es muy superior al resto de coches. Por lo que Max Verstappen vuelve a ser favorito para conquistar su tercer mundial de Fórmula 1.

En Ferrari hay sensaciones contrarias. Las suyas propias son buenas, pero comparadas con Red Bull se ven por detrás. El que parece no estar contento es Charles Leclerc, que no ha sido tan optimista como Carlos Sainz en su discurso.

El monegasco habla de "subviraje": "Incluso con los clics al máximo, no eliminamos el subviraje, especialmente en las horas más calurosas del día".

"El SF-23 tiene que ser pilotado de manera diferente . He probado diferentes estilos de conducción y estoy encontrando el camino correcto, pero aún queda trabajo por hacer", dice el que fuera el único rival de Verstappen hasta la mitad de la temporada pasada.

Convencido de que queda mucho trabajo por hacer, Leclerc no quiere rendirse tan pronto: "Creo que hay margen de crecimiento para el SF-23 una vez que hayamos encontrado la puesta a punto ideal, que aún no hemos encontrado en estos tres días".

Ferrari quiere volver a ser campeón del mundo. Algo que no logran desde el año 2007 con Kimi Raikkonen como gran ganador. Demasiado tiempo para una escudería histórica en la Fórmula 1 y siempre ganadora.