Lewis Hamilton ha vivido en el GP de Emilia Romagna uno de los fines de semana más duros de toda su carrera deportiva. Porque perder, a un campeón, le duele, pero más le duele ver cómo en ningún momento ha sido capaz de hacer absolutamente nada para ganar, ni para puntuar, con un coche diseñado para ser primero y con el que George Russell acabó cuarto.

Él, sin embargo, tan solo pudo ser 14º. Solo pudo ser 14º en una carrera en la que, además, Fernando Alonso y Carlos Sainz, dos pilotos que bien podían haber terminado por delante de él, abandonaron. Pero nada.

Ni en la carrera normal ni en la prueba al sprint. Tampoco en clasificación. En Q2, el viernes, ya estaba fuera y pasó rozando la Q1 por el tempranero adiós de Esteban Ocon. No era el día, y todo tuvo su culminación en la vuelta 42.

Fue ahí cuando Max Verstappen le dobló. Sí, el piloto contra el que peleó hasta el final del pasado Mundial hizo que le mostrasen banderas azules para dejarle pasar y no entorpecerle. Esa bien pudo ser la puntilla.

Cómo sería todo que dirección de carrera avisó de una radio de Mercedes a Hamilton tras pasar por la bandera a cuadros. Una radio tremenda en la que habló el jefazo. En la que habló el mismísimo Toto Wolff.

"Perdona Lewis. Perdona por haber tenido que conducir un coche tan inconducible. No te mereces esto", le dijo por radio.

Hamilton respondió con un claro mensaje: "Sí... Pero hay que seguir trabajando".

Lo curioso de las afirmaciones de Toto Wolff es que su otro coche, el de George Russell, fue cuarto y se quedó a un pasito del podio, que conformaron Verstappen, Pérez y el McLaren de Lando Norris.