Muchos se habrían conformado, pero los auténticos campeones quieren más. Y Hamilton es uno de esos auténticos campeones. Ya tiene el Mundial en su poder, pero en Brasil ha dado de nuevo su máximo para lograr una de las poles más complicadas de la temporada. Con el cielo encapotado y con la lluvia amenazando, el pentacampeón se marcó un 1:07.281 para noquear a Sebastian Vettel.
Y es que tan solo Hamilton pudo superarse a sí mismo en la Q3. En una Q3 en la que, en el primer intento, ya era el más rápido. La presión, para sus rivales. Y también para unos estrategas que por más nubes que veían no tenían claro si iban o si no iban a echar agua. Su trabajo ya estaba hecho, pero quería rematarlo.
Lo hizo. Con un tiempazo en los dos últimos sectores que hicieron imposible toda posibilidad para el resto. Más aún cuando Sebastian Vettel cometió un error en el sector 2 que terminó por echar por tierra todas sus opciones. Cuando Lewis Hamilton saca el martillo... no hay rival para él en pista y más si el monoplaza, como es el caso de Mercedes, acompaña.
El McLaren acompaña más bien poco. A saber qué podría hacer un piloto como Lewis con un coche tan suyo como el MCL33. Sin mejoras, sin avances. Sin nada. Vandoorne, último. Alonso, antepenúltimo. Fernando hizo lo que pudo, que con un monoplaza que bien puede ser el peor de toda la parrilla ya es bastante, y tan solo la opción de una lluvia que no ha cayó podía darle alguna opción para pasar de la Q1.
No lo hizo. Y tampoco lo hizo Carlos Sainz. Ambos se fueron a las primeras de cambio. El de Renault, por cinco milésimas. Lo hizo ante el Force India de Esteban Ocon, coche que siempre opta a algo más que a pasar por un suspiro la Q1. Hulkenberg sí accedió a Q2, en la que Magnussen se confió y dijo adiós ante unos vueltones de Leclerc y de Gasly.
Los puntos, en carrera, y ahí a saber qué puede pasar y si hay o no hay agua en una pista que siempre deja situaciones para el recuerdo. Lewis Hamilton sale desde el primer lugar, pero cerca de él tiene a Vettel. Ferrari quiere retrasar el Mundial de constructores de Mercedes, y todo pasa por salir de Brasil con la mayor cantidad de puntos posible.