Qué espectáculo. Que exhibición. Qué talento. Qué magia. Qué cortos se quedan todos los adjetivos para definir la impresionante actuación de Fernando Alonso en la jornada del sábado en el GP de Canadá. Lo hizo en los Libres 3. Y sí, también lo hizo en una clasificación en la que hasta el último momento estuvo luchando por la pole.

En el que hizo soñar con que fuese él quien tomase la salida, en la mítica pista del Gilles Villeneuve, en la primera posición. Todo, gracias a sus manos. Gracias a un pilotaje que, en agua, dejó en nada a la superioridad que tenían otros como Red Bull y como Ferrari.

Porque el Alpine, con Alonso, con Fernando Alonso y no con otro al volante, se quedó a poco más de seis décimas del tiempo de un Max Verstappen que en mojado voló con un Red Bull que Sergio Pérez estampó en las protecciones.

Sólo Verstappen pudo con Alonso

Fue al final cuando todo se decidió. Midió bien el asturiano, el bicampeón de Fórmula 1. Llegó a su último intento en el momento preciso. Optó por los intermedios, mientras Russell se arriesgó y perdió con los blandos. Él, con los verdes, se quedó en un 'casi'.

Pintó de verde todos los sectores. Mejorándose a sí mismo. Entró en la última curva como un animal, como un depredador que ve a su presa muy, muy cerca.

No fue casualidad, pues durante todo el sábado fue rapidísimo. Fue de los mejores. Y así fue cómo quedó finalmente. Lo mejor para él, aparte de que el podio es algo más que posible, es que sus rivales, supuestos rivales, están muy por detrás.

A rematar... pero en seco

Lo peor, que la carrera es en seco. Pero eso ya será en carrera. De momento, en la clasificación, dio una auténtica clase de maestro, de bicampeón, que le hizo ser el mejor tras el invencible Verstappen. Tras el actual campeón del mundo.

Y no, no fue un espejismo. Todos jugaron con las mismas reglas. En cuanto el talento con el volante hizo acto de presencia, Fernando Alonso demostró que es de los mejores pilotos de la Fórmula 1. Alpine, ahí tienes 'El Plan'.