Tras dos años lejos de la Fórmula 1 y después de sorprender al mundo en los test de jóvenes pilotos de Yas Marina, Fernando Alonso dio el susto a justo un mes de que se disputasen los entrenamientos de pretemporada en Baréin entre el 12 y el 14 de marzo.

El 11 de febrero, mientras se preparaba en bicicleta para su regreso en Lugano (Suiza), el asturiano sufrió un accidente que le obligó a pasar por quirófano tras fracturarse la mandíbula.

Finalmente, el bicampeón del mundo de F1 estuvo presente en los test del Golfo Pérsico, pero no era consciente de que esas semanas de parón le iban a lastrar en el arranque de temporada.

"En ese momento no fue un problema", ha señalado el piloto de Alpine en el podcast oficial de F1, 'Beyong the grid', aunque luego su percepción cambió: "Pero viendo cómo fue el principio de la temporada, quizá necesitaba más tiempo en el coche o en el simulador".

"Quizá perderme el test de Paul Ricard con el coche de 2018 fue importante... Me ha costado cinco o seis carreras estar a mi 100%. Quizá sin el accidente hubiera estado bien del todo en dos o tres", ha añadido.

No solo le afectó en las primeras carreras de la temporada, sino también en su manera de entrenar: "Aún voy con la bici mucho, pero sí diría que me ha condicionado mi preparación de los entrenamientos diarios".

"No es que tenga miedo de ir al lado de coches, pero sí planifico distinto: ahora cojo el coche para ir a 10 km lejos de la ciudad a un lugar tranquilo donde hay caminos en el campo o cosas así", explica.

"Soy consciente de que hago cosas distintas que antes ni pensaba. Ahora tengo más cuidado con la bici. En Europa, en ciudades como Lugano, donde tuve el accidente, la combinación de coches y bicis no va bien", ha añadido.

Una vez finalizada la temporada deberá ponerse de nuevos en manos del cirujano para que le retiren la placa de aluminio que le pusieron en la mandíbula tras el accidente. Después, a focalizarse en consumar 'El Plan'.