Ser piloto de Fórmula 1 es el gran objetivo de todos y cada uno de los niños que sueñan con competir en el automovilismo. Sin embargo, llegar a ello es prácticamente imposible ya que, más allá de la imperiosa necesidad de patrocinadores e inyecciones económicas, todo piloto necesita de una Superlicencia.

Una Superlicencia que introdujo la FIA en 1990 con el objetivo de identificar a los pilotos con calidad y experiencia suficiente como para poder competir al máximo nivel. Además, para obtener dicho carnet, los pilotos han de cumplir una serie de requisitos como, por ejemplo, un historial impecable como conductor, aprobar un examen escrito, competir durante al menos dos años...

Se trata, además, de un carnet que no es vitalicio, es decir, se puede perder. Y es que cada piloto cuenta con un total de doce puntos en su Superlicencia que se pueden perder y, de perderlos todos, el piloto sería sancionado con una carrera sin competir.

Por ello, aquel que consigue finalizar la temporada con todos los puntos intactos es aquel que mejor conoce el reglamento y, en consecuencia, quien mejor pilota un Fórmula 1. Y, este año al menos, ese hombre es Fernando Alonso.

A sus 42 años, el piloto asturiano, a pesar de lo sucedido en Jeddah, ha finalizado su primer año con Aston Martin con los 12 puntos en su carnet. Es algo que revela el profundo conocimiento del español sobre el 'Gran Circo' y, a su vez, la limpieza con la que defiende y adelanta con su monoplaza verde.

Son unos puntos que contrastan directamente con los de Lewis Hamilton o 'Checo' Pérez y que demuestran el porqué de su cuarta posición en el mundial de pilotos. Un pulcro balance que únicamente ha podido igualar Charles Leclerc con su Ferrari.