Cuando parecía que el rendimiento de Aston Martin no podía caer más y que volverían a ser competitivos en el tramo final de temporada, el Gran Premio de México ha demostrado que no es así y que, además, está lejos de serlo.
El ritmo de Fernando Alonso y de Lance Stroll ha estado muy por debajo de lo esperado y, a pesar de que las sensaciones eran buenas en los prolegómenos del Gran Premio y de que parecía que podrían pelear por las primeras plazas, finalmente no ha sido así y han rodado en las últimas posiciones.
Por ello, la frustración en el piloto asturiano ha sido más que evidente, así como su mala suerte. Y es que el ovetense pasó por encima de los escombros derivados del accidente entre 'Checo' Pérez y Charles Leclerc, algo que limitó en gran parte su rendimiento y que le obligó a retirarse.
Por todo ello, tras el accidente de Magnussen, Fernando propuso a su equipo convertir la carrera en unos test para evaluar el rendimiento del monoplaza y poder sacar buenos datos de cara al futuro, algo que denota la clara impotencia del de Aston Martin.
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"Creo que deberíamos hacer una parada extra, supongo. Así quizá aprendemos algo sobre otro nuevo neumático, su vida o algo", aseguró el español. Y razón no le falta, pues ahora mismo se encuentran en las últimas posiciones en cuanto a rendimiento y, si no hacen algo para cambiarlo, el año que viene podría ser peor.