Como cuando te vas de vacaciones y el viaje se hace en coche, hay paradas que no se pueden realizar, ya que retrasarían los planes de la hora de llegada al destino final, por lo que antes de salir todos los padres obligan a sus hijos a ir al baño.

En una carrera de Fórmula 1 no hace falta que nadie les diga a los pilotos que también lo deben hacer, ya que los Grandes Premios acostumbran a durar aproximadamente hora y media, tiempo en el que no pueden salirse del monoplaza, ni siquiera para urgencias de vejiga o intestinales.

Por ello, todos los corredores copian los rituales de un trayecto largo en coche de la gente cotidiana, y usan los momentos previos al inicio de la carrera para hacer sus necesidades. Lo malo, en esta ocasión, es que en los boxes hay mucha gente y algunas veces les surge un 'apretón' con el cual tienen que lidiar los siguientes.

Eso fue lo que le pasó a Lewis Hamilton antes del supuesto inicio del GP de Bélgica. Cuando se dispuso a entrar en el aseo al ver que la carrera se había pospuesto, se encontró con algo inesperado que quiso comentar con sus ingenieros cuando se sentó finalmente en su Mercedes para la reanudación.

"Me alegro de haber ido al baño. Al que fui, alguien había arrojado una bomba allí. Lo peor de mi vida", dijo el británico a través de la comunicación por radio, a la que no hubo respuesta por parte del equipo.

Hamilton, que seguía con la imagen grabada en la cabeza, volvió a comentar la jugada: "Me perseguirá de por vida". Un comentario que, siendo a la hora de comer, pudo acabar con el apetito de cualquier espectador.