Era el fin de semana marcado en rojo en el calendario. Aston Martin había señalado el Gran Premio de Estados Unidos, en Austin, como el principio del camino del año que viene. Introducían actualizaciones importantes que debían ser la base de 2025.
Y la realidad del fin de semana es que fue desastroso. Fernando Alonso hizo un milagro en la clasificación para acceder a la Q3, pero en la carrera volvió a vivir la realidad. Cruzó la meta en decimotercer lugar, sin ninguna opción de puntuar.
Los dos Haas, un Williams, un Alpine, un Racing Bulls... Todos ellos se colaron por delante de un Fernando que pagó la lentitud de su monoplaza.
"Fuimos lentos en la sprint, fuimos lentos en la carrera…", se lamentaba el bicampeón después de la prueba.
Asumió que esa era su "posición natural": "Salí bien hasta la curva uno, luego me quedé encajonado fuera de la pista y en las curvas rápidas de la primera vuelta. Pero sabíamos que daba igual la salida que hiciésemos o la posición que tuviéramos en la vuelta 1. Al final de 57 vueltas, acabas en tu posición natural, que era la decimocuarta. Lo que preveíamos, no era una sorpresa".
Un futuro muy difícil
Dijeron en Aston Martin que lo visto este fin de semana sería la base de 2025. Y el futuro inmediato de Alonso en la Fórmula 1 será muy complicado. Conseguir grandes resultados es una utopía.
Al menos hasta que se introduzca el nuevo reglamento y Adrian Newey pueda tener 'mano' en el coche. Por lo que el año que viene el coche verde tampoco podrá aspirar a estar entre los mejores. En 2026 la historia podría ser muy diferente. Eso es a lo que se agarra Alonso.