Carlos Sainz fue uno de los grandes protagonistas de la clasificación de Australia. Lo fue por dos motivos. El primero, porque es increíble que pudiera competir como compitió, o como está compitiendo, con esa intervención tan reciente por apendicitis; el segundo, porque a pesar de todo el malestar que a buen seguro siente tan solo cedió la pole ante Max Verstappen. Ante el de siempre.

Sin saber cómo lo hizo, el de Ferrari peleó por todo el sábado. Peleó por lo que supuestamente debería haber peleado su compañero, Charles Leclerc. Porque los dos cuentan con el mismo arma... con la salvedad de que el monegasco sí estaba al cien por cien en el SF-24.

Sainz no, pero un poco de Sainz parece ser de momento más que un mucho de Charles Leclerc. Su padre, gran campeón del mundo del rally y leyenda del Dakar, sigue sin explicarse cómo es posible que su hijo, su propio hijo, lograse terminar tan cerca de Verstappen. Lograse terminar a poco más de dos décimas del neerlandés.

"Hace dos semanas..."

"El mérito lo tiene él. Hace dos semanas era muy complicado que iba a poder hacer esto. Ha habido días que sí se podía pensar; otros que no", dijo Sainz padre.

Y sigue: "Ha apretado los dientes, es una recompensa buena a no bajar los brazos y a trabajar duro para estar en la clasificación".

Eso sí, Sainz avisa de que todavía queda mucho por hacer: "La 'qualy' ha sido buena, pero los puntos se reparten el domingo".

Ahí hay dudas sobre él: "El ritmo que tendrá es complicado de saber. Estaba regular en los Libres... y no hizo tandas largas porque no estaba bien".

"Espero y deseo que tenga una carrera limpia, y que pueda terminarla", sentencia Sainz padre.