Carlos Sainz empieza a ver la luz en este fin de semana en el GP de Emilia Romagna. Después de su accidente en la Q2 para despedirse antes de tiempo de una clasificación en la que optaba a la pole, el madrileño sacó su mejor versión en el sprint de Imola para ser el gran destacado del sábado junto con el vencedor Max Verstappen.

Y eso que no era sencillo, porque en esta pista, en este asfalto, eso de adelantar y de ganar posiciones no es, o era, precisamente fácil. Saliendo décimo, mucho había que remar con un coche, con un Ferrari, que claramente estaba fuera de posición.

Se notó, y mucho. Y salió con todo para poner al monoplaza lo más arriba posible. Desde el comienzo se dio un completo festival de adelantamientos, con Valtteri Bottas como una de sus primeras víctimas.

Alonso, Magnussen, los McLaren...

Otra fue Fernando Alonso, con quien protagonizó un enorme duelo ante un asturiano que cometió un par de errores en un Alpine nervioso. Sin necesidad de DRS, Sainz superó al bicampeón para proseguir la escalada.

Magnussen era el siguiente escalón. Kevin no fue rival para Sainz, que iba con blandos y como un misil. Luego ya esperaba algo más complicado, pues por delante tenía a los dos McLaren y además a una distancia considerable para la poca distancia de carrera que había.

No olvidemos que esto es una prueba al sprint, y eran 21 los giros a completar. Fue restando décimas, y segundos, al australiano y al inglés. Sí, les superó. Y logró lo máximo que podía lograr sabiendo que salía décimo.

Seis coches, K.O. ante Sainz

En los 100 kilómetros que hubo desde el comienzo hasta el final en Imola, superó a seis coches para estar cuarto en la carrera del domingo y ser candidato al triunfo.

Su ritmo invita al optimismo, y a saber qué habría pasado de no ser por ese accidente en Q2 que le dejó sin opción de participar en la Q3.