Romain Grosjean protagonizó el gran susto de la Fórmula 1 de los últimos años. El piloto francés de Haas perdió el control de su monoplaza en el GP de Baréin cuando apenas se llevaban unos kilómetros y se estrelló contra las protecciones. Su coche acabó en llamas.

La imagen es estremecedora. Grosjean impacta con gran violencia contra el muro e, inmediatamente, el Haas empezó a arder bajo una impresionante llama bajo el cielo nocturno de Sakhir.

No solo el fuego fue lo más preocupante, sino que su coche quedó, además de quemado, partido por la mitad. Las imágenes son espeluznantes.

Por suerte, el piloto francés se encuentra bien y no hay que lamentar más que un coche destrozado y ardiendo.

Podría haber sido uno de los días más negros de la Fórmula 1, desde aquel fatídico GP de Japón de 2014 cuando Jules Bianchi sufrió un accidente que acabó costándole la vida.

Grosjean reaccionó con premura, bajando con rapidez de un coche en llamas ayudado también por los comisarios de pista.

Solo un milagro evitó que en Baréin sucediera una auténtica tragedia.

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