Fernando Alonso está con ganas. El asturiano, escéptico con la nueva fórmula de la carrera al sprint tras los cambios introducidos, quiere que se apague ya el semáforo y mostrar el poder de su Alpine en el GP de Emilia Romagna.

Serán 21 vueltas, 100 kilómetros, los que tengan que dar. Y ya el pasado año el bicampeón de F1 con Renault en 2005 y en 2006, en Silverstone, demostró que estas pruebas se le dan bastante bien.

En ese sentido, tras una clasificación en la que logró el quinto mejor crono a 71 milésimas del tercer tiempo, Alonso ha lanzado un aviso para sus rivales. Unos rivales que ya saben que Alpine está a tope en Imola.

"El coche se ha sentido bien en Yeda. Estoy cómodo aquí. Hay puntos en juego en la carrera al sprint, y también el domingo", afirma Alonso.

Fernando, en ese sentido, está feliz: "Se siente bien de nuevo estar entre los cinco primeros tras una clasificación complicada, en condiciones muy desafiantes".

"Estuvo llena de banderas rojas. Con el tiempo cambiado en todo momento. Puede pasar de todo", sentencia Fernando.

Lo cierto es que fue justamente como él dice. Las banderas rojas fueron una constante en la clasificación del Emilia Romagna, con Hamilton y Russell fuera en Q2 y con Carlos Sainz sufriendo un accidente que le dejó sin opciones para la pole.