De los errores se aprende. Se aprende mucho. Y cuanto mayor sea el error más se puede y se debe aprender. Sí, si esa frase es cierto mucho han aprendido en Aston Martin tras la clasificación para el sprint de Bélgica. Tras una Q2 en la que han fallado. En la que han fallado mucho. Y lo han hecho además con sus dos pilotos. Con Lance Stroll... y sí, también con Fernando Alonso.

Porque vaya liada montaron los de Silverstone. Una liada que se veía venir en el mismo instante en que quedaban tres minutos. En el momento en que Lance Stroll salió a pista, por algún motivo que nadie entiende, con medios. Con lisos. Con unas gomas que él mismo dijo por radio que veía "demasiado pronto" para poner. Y mientras, Alonso sin tiempo.

Sin tiempo porque por alguna razón que a saber si Aston Martin o él mismo explica. Porque no había dado una sola vuelta. Porque, quizá esperando a ver cómo iba la pista, no tenía crono. Sí, se la jugaba todo a una vuelta. O al menos eso creían en su equipo. Porque en sí se lo jugaba en dos. En la suya, y en la de Stroll.

Se veía venir

Y Lance falló. Falló como se podía ver venir. Porque no estaba la pista para secos. Porque ya en el primer sector perdía 8 décimas con respecto al mejor crono. El segundo ni lo terminó. Un pequeño susto dio lugar a una excursión por la grava y a una visita al muro.

El resultado, bandera roja. Bandera roja con Alonso, su compañero, detrás de él y sin tiempo alguno. Sin tiempo por no haber salido antes a guardarse un registro en la bolsa. Sin tiempo porque, cuando estaba en pista, no pudo completar el giro tras el accidente de su compañero al estar con secos, con medios, en condiciones de intermedios. Sí, sale 15º.

Es, contando clasificaciones normales y al sprint, la primera vez que Fernando Alonso se queda fuera de una Q3. Han tenido que pasar cinco meses, y no pocas carreras, para que el asturiano vea desde el box la lucha por la pole. La lucha entre los diez mejores de un sábado.

Reflexión, y una clara conclusión

Mucho va a tener que reflexionar Aston Martin sobre lo sucedido. Mucho, y muy poco a la vez, porque el error es tan claro que no hará falta demasiado tiempo para saber qué no puede volver a suceder.