Max Verstappen no va a recordar este Gran Premio de Australia con especial cariño. El neerlandés llegaba a Melbourne como claro favorito, más aún tras lograr el sábado una de las poles más complicadas de los últimos tiempos.

Sin embargo, la carrera se le torció dede el principio. Esta vez no pudo escaparse en la primera vuelta como hiciera en Bahréin y Arabia Saudí y Carlos Sainz se enganchó a su DRS.

El de Ferrari no dudó en atacar y a las primeras de cambio rebasó a Verstappen aprovechando que cometió un error en la curva 5 de la segunda vuelta. Justo en ese momento, el neerlandés se quejó por la radio de que el coche era inestable, y pocos segundos después empezó a salir humo de la parte trasera de su Red Bull.

El equipo le dio la orden de que entrase en boxes, y cuando estaba entrando al pit lane, su freno trasero derecho salió ardiendo para posteriormente explotar.

Tras la carrera, el propio Verstappen ha explicado cómo ha vivido el fallo de sus frenos. "Los frenos estaban algo atascados desde el principio con un desgaste extraño. El freno trasero derecho se quedó trabado. Era como conducir con el freno de mano puesto", ha dicho en declaraciones a 'DAZN'.

"Vimos lo que estaba pasando y por eso los frenos se sobrecalentaron", ha añadido el tricampeón del mundo.

Se trata del primer abandono de Max Verstappen en dos años. El último también llegó en Melbourne, en el Gran Premio de Australia de 2022, cuando un fallo de su unidad de portencia le dejó fuera de carrera para dejarle en bandeja la victoria a Ferrari. Entonces fue Charles Leclerc quién aprovechó sus problemas para hacerse con la victoria. Esta vez, quien se ha salido con la suya ha sido Carlos Sainz.