Fernando Alonso está a una carrera de hacer historia. De superar a Schumacher, a Raikkonen y a Barrichello. De ser el piloto que más temporadas ha corrido en la Fórmula 1. Serán un total de 20 cuando, en Bahréin, se suba al Aston Martin y se apague el semáforo. Ahí será leyenda, más de lo que ya es, y pondrá una nueva baldosa en un camino que comenzó en 2001.

Que comenzó cuando se puso el mono de Minardi para correr por primera vez en el Gran Circo. Un equipo que confió en él, y no con pocos motivos, cuando en febrero, hace 22 años, le dio la opción de entrar en la F1.

De ser uno de los pilotos titulares de su equipo y de dar comienzo a una carrera que le llevó, en 2005 y en 2006, a ser campeón del mundo. Y que en 2007, 2010 y 2012 estuvo a más bien poco de repetir logro en McLaren y, por dos veces, en Ferrari.

"Los cambios en el volante, dos pedales..."

No está de más echar la vista hacia atrás. De ver cómo fue la primera vez de Fernando Alonso en un Fórmula 1.De ver que, incluso entonces, cuando apenas era un chaval, ya era especial. Ya dejaba claro que iba a hacer algo grande.

Porque mientras que el resto podría haber sufrido con las enormes 'Fuerzas G' o por la complejidad de tener entre manos una máquina tan potente para él era como un martes.

Como un día más o, yendo más allá, una experiencia 'sencillita'. No hay más que fijarse en lo que dijo nada más bajarse del coche.

"Dos pedales, tener los cambios en el volante... Muy fácil", afirmó.

De ahí, a Renault, a ganar dos Mundiales. En McLaren, casi otro, en un 2007 en el que su rivalidad con Lewis Hamilton recordó a la de Senna y Prost. Renault de nuevo, Ferrari después, McLaren-Honda... y Alpine, hasta llegar a Aston Martin.

Ahí buscará su tercer Mundial de Fórmula 1. El equipo está invirtiendo una gran cantidad de dinero y de recursos en un proyecto con el que quieren ganar. Y para los que no confíen, De la Rosa, su embajador, lo ha dejado claro.