Otra vez. Otra vez más. Y ya van muchas. Demasiadas, para un equipo que está y quiere terminar en la cuarta posición en el Mundial de constructores. Y, de nuevo, con Fernando Alonso. No con Ocon. Con Alonso. Con el piloto que se va a Aston Martin en 2023. Otra vez fue su coche el que falló. Otra vez fue él quien sufrió el error cada vez más habitual en su monoplaza. Otra vez,cuando teníapuntos seguros en México, adiós a todo.
Un adiós que empezó a notarse ya en la vuelta 56 cuando, de repente, sus cronos eran dos segundos más lentos. Eran mucho peores de lo que deberían ser. Era, directamente, una tortuga. Una en las rectas. Y el motivo era la ausencia total de potencia en su Alpine.
La ausencia, directamente, de octava marcha. Porque su motor daba de todo menos energía. Menos velocidad. El ruido, horrible. Extrañísimo. Malo. Muy malo. Tan malo como su primer sector, el de la gran recta en el Hermanos Rodríguez.
Ahí, era incapaz de hacer absolutamente nada. Con los sectores más virados marcando cronos decentes, en el primero era imposible. En cuanto los doblados dieron buena cuenta del tren que estaba montándose, nadie tuvo problemas para superarle en pista.
Primero Ocon y, tras él, Daniel Ricciardo. En esas se acercaban ya Bottas y Norris. Él, mientras, mostrando de nuevo su hartazgo por la radio a su equipo.
"Es increíble. Esto es increíble... Vaya año", comentó en un audio que recogió la transmisión de la F1.
En cuanto trató de poner octava todo se terminó. Tuvo que parar el coche. El Alpine, echando humo. De nuevo, lo de siempre. "Motor, motor", afirmó.
Otra vez, sí. Otra vez más. De nuevo, un problema de fiabilidad en Alpine. En el Alpine de Fernando Alonso. Otra vez cuando los puntos parecían claros, cuando él mismo dijo que el coche iba estupendamente independientemente del neumático, no pudo cruzar la bandera a cuadros en un Gran Premio de F1. Y ya, con este, van cinco en este 2022.