Hasta nueve pilotos sancionaron en el Gran Premio de Italia por cambiar distintos componentes de motor. Fernando Alonso veía con buenos ojos penalizar en Monza ya que tenía un motor viejo, pero finalmente el equipo decidió no hacerlo y lo acabó lamentando.

El asturiano demuestra ser una vez más ser el más listo, y sus declaraciones tras la clasificación eran una premonición para lo que sería su carrera. "Hubiese venido bien cambiar aquí el motor... pero lo tenemos que hacer solo con uno porque hacerlo con los dos coches pierdes el ritmo de carrera", explicaba en 'DAZN'.

De hecho, ya avisaba de que sería una carrera a la defensiva donde el objetivo era sumar puntos: "Vienen coches rápidos detrás. Espero estar rozando la zona de puntos".

En la vuelta 32 el equipo le avisó por radio que parara en boxes para retirar el coche. De hecho, ocho vueltas antes Alonso preguntó al equipo por radio si iba todo bien con el despliegue de energía de su monoplaza, a lo que el equipo le respondió que sí.

La realidad es que el propio Alonso desde el coche notaba que algo no iba bien. Era muy poca la velocidad punta que el Alpine alcanzaba (a pesar de ser uno de sus puntos fuertes) y finalmente tuvo que abandonar y poner fin a su racha de 10 carreras seguidas puntuando.