Max Verstappen ha podido sufrir el que quizá sea su accidente más surrealista en su corta, pero exitosa, carrera deportiva. Fue en Hungría, en la tercera prueba del Mundial de F1 2020, cuando estampó su Red Bull contra el muro... antes de comenzar la prueba.

El holandés parece ser tenía prisa para llegar a su puesto en la parrilla y arriesgó más de la cuenta. En la curva 11, con algo de agua en el asfalto, perdió el control del Red Bull Honda para acabar contra las protecciones.

El resultado del impacto, y cuando apenas quedaba un cuarto de hora para el comienzo de la carrera, fue el de un alerón roto, el morro destrozado y la suspensión delantera izquierda en problemas.

En cuanto vieron lo sucedido, los mecánicos de Red Bull se pusieron manos a la obra después de unas caras de no dar crédito a lo que sucedía.

Finalmente, el monoplaza de Max Verstappen pudo llegar al apagado del semáforo en Hungaroring, aunque su carrera era más que complicada.

El holandés tiene en Hungría una gran oportunidad para obtener un buen resultado. Su coche no está tan bien como podría estar, pero en lluvia su pilotaje es garantía de éxito.